¿Tú también tienes la sensación de que vivimos en un mundo más polarizado?

Bueno, una de las razones es el auge del populismo.

Pero, ¿qué es el populismo?

Es una estrategia centenaria para ganar poder en política.
El populismo no hace diferencias entre derecha e izquierda, pobres o ricos.
Es una táctica que se ha utilizado desde los romanos para dividir a las personas y alcanzar el poder.

Y ¿cuáles son los mecanismos del populismo? Los populistas dividen a la población. Nosotros – la gente- somos los buenos, y ellos – la élite en el poder- son los malos.
Ellos son corruptos y solo defienden su propio interés. Además quieren imponernos un mundo globalizado y multicultural.

El mundo está cambiando rápido debido a la globalización La gente tiene miedo de perder sus trabajos a causa de los inmigrantes. Temen que lleguen refugiados de diferentes culturas.

O que, por el cambio climático, el gobierno les prohíba viajar en coche o en avión.

Los populistas alimentan este miedo, creando un enemigo común: culpan a grupos minoritarios ccomo inmigrantes, refugiados, el colectivo LGBTQ+, judíos o musulmanes.
Y también alimentan la ira de la gente contra los políticos en el poder, que defienden a estas minorías y no hacen nada por nosotros, la mayoría.
Quieren un líder que presente soluciones fáciles: “¡Echen a los inmigrantes!”

“¡Esta ciudad será una zona libre de LGBT!”. La gente quiere un líder que los salve y haga que todo vuelva a la “normalidad”, como era antes.

Los populistas desacreditan y sospechan de instituciones y expertos como académicos, científicos, educadores, periodistas… porque son demasiado críticos con las soluciones del populista y le dicen a la gente cómo pensar y actuar. Promueven valores liberales (como la igualdad de género y nuevos estilos de vida).
 Los populistas le dicen al pueblo: liberémonos de estas élites y “recuperemos nuestro país”.

En general, los populistas no quieren debatir, simplemente alimentan las emociones.

Pero, ¿cuáles son las consecuencias del populismo?

Debido a la falta de debate en la arena política, la lucha entre opiniones contrarias se saca a las calles.  La sociedad se polariza cada vez más, lo que conduce al caos y la violencia.

Esto hace que la gente tenga aún más miedo y la opinión pública se incline hacia la demanda de un liderazgo fuerte y autoritario. El problema es que muchos de los problemas a los que nuestro mundo se enfrenta hoy– como el cambio climático y la migración – exigen la cooperación internacional entre países. Pero los populistas los rechazan y defienden la opción: “Cada uno para sí mismo”.

Y, ¿qué tienen que ver las redes sociales con esto?
Las redes sociales se pueden usar como un mecanismo perfecto para crear cámaras de eco o “burbujas”, donde todos comparten la misma opinión. Nos enfrentamos menos a otras opiniones y carecemos de diferentes puntos de vista. Esto puede conducir a la intolerancia y a una visión de túnel de la sociedad. Los populistas aprovechan las noticias falsas y la desinformación, que es muy común en las redes sociales, como una herramienta perfecta para dividir y gobernar. Hace que la polarización se vuelva exponencial.

Ahora, ¿qué podemos hacer nosotros al respecto?
En la sociedad necesitamos la política para encontrar un terreno común entre los ciudadanos y comprometernos. En esta sociedad globalizada y mediatizada, los ciudadanos necesitamos aprender nuevas habilidades para ser capaces de analizar información de manera crítica y participar en el debate social. Así, todos pueden formar parte de la comunidad y hacer oír su voz.  La libertad de expresión es un pilar de la democracia y de una sociedad sana.

Pero ¿Qué significa la libertad de expresión?
El filósofo francés, Voltaire, dijo: “Puede que desapruebe lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.
Desafortunadamente, la gente hoy en día – bajo la influencia de los populistas y los medios de comunicación social – piensa que la libertad de expresión significa: “¡Yo puedo decir yo que yo quiera, y tú te callas!”

Deberíamos traer de vuelta la ética y el respeto al debate público. El desafío es que aprendamos a comunicarnos con diferentes culturas, idiomas, grupos étnicos y religiones para trabajar juntos y aprender a convivir de manera efectiva. 
Con un enfoque en la ciudadanía global y los medios de vida sostenibles, con una mente abierta y un espiritu tolerante.

Traducción: Sheila.Galvez.Cardenas