Mi nombre es Yoline Petit. Tengo 18 años y vivo en Bélgica. Antes de partir hacia Ruanda era muy tímida, no me atrevía a acercarme a otros e incluso llegaba a sospechar de los demás. Una vez llegué a Ruanda, de di cuenta de inmediato de que la gente allí es muy diferente a la gente en Europa.

Unos pocos días después, estaba en el sitio de una construcción donde el proyecto estaba por completarse. La gente cantaba y bailaba a mi alrededor, pero no fui capaz de unirme a ellos. Era muy reservada para dejarme llevar. A la mitad de un baile, un hombre llamado David tomó mi mano y me llevó a bailar con todos los demás.

Tomada por sorpresa seguí sus movimientos. Me obligué a conquistar mi miedo y a tener confianza en David. Probablemente fue la mejor decisión que tomé durante mi viaje. Una vez liberada de mi timidez, fui capaz de realmente conocer a los otros.

Ya no temía el ridículo, pude acercarme a los otros y conocerlos. Seguí bailando con David y la pasé muy bien.

Me di cuenta de que dejarse llevar es la mejor manera de apreciar completamente el momento. Uno tiene que dar un poco para recibir. Finalmente, para descubrir y aprender a apreciar otra cultura, uno debe dejar de lado la propia, recibir a los otros en el ambiente propio, y permanecer con la mente abierta.

“Traducción hecha por Daniel Gil, estudiante de traducción de la Vrije Universiteit Brussel”